

'DIOS ME HA CONCEDIDO UNA PRÓRROGA'
Raphael cumple 60 años con una 'nueva vida' tras recuperarse de un trasplante
de hígado
EFE MADRID. 29/04/2003. El cantante Raphael cumple 60 años el próximo
lunes y celebrará, con su familia y amigos, el "primer mes" de su nueva
vida, tras el trasplante de hígado al que fue sometido el pasado 1 de
abril. "Dios me ha concedido una prórroga, y pienso meter muchos goles.
Me encuentro muy bien, como luzco", bromeó un Rapahel que ha recuperado
peso, 70 kilos.
Sonriente, feliz, emocionado, hasta el punto de que sus ojos se humedecieron
en algunos momentos, Raphael citó a la prensa para mostrar que su estado
de salud es "estupendo" y que su humor es el de siempre. "El día que
lo pierda será el comienzo del fin", comentó.
"Miedo a la muerte no, pánico", entonces y ahora, es lo que sintió Raphael
cuando los médicos le dijeron que la situación era grave y que había
que proceder al trasplante. Un momento que, cuando le anunciaron había
llegado, intentó retrasar por todos los medios, hasta que Natalia Figueroa
y sus hijos se plantaron y no le quedó más remedio que obedecer. "Se
pasa muy mal, porque no sabes si vas a salir o no", reconocía el cantante
jienense.
Finalmente, todo ha salido bien, "el nuevo miembro de la familia", su
hígado nuevo, "está portándose correctamente" y aunque tendrá que someterse
a revisiones periódicas -primero a los tres meses, luego a los seis
y más tarde cada año- la recuperación hasta a él le parece milagrosa.
"Toco madera", y lo hace llevándose una mano a la cabeza.
A pesar del buen aspecto de su rostro, Raphael todavía deja entrever
lo sufrido. "Los picores eran insoportables, hasta el punto de querer
tirar la toalla", recuerda ahora, no sin cierta angustia, el cantante.
Un Raphael vestido de negro, pantalones y poncho sobre una camisa beige,
y con su característico corte de pelo, que "crece rápido y más fuerte".
La respuesta de su organismo al nuevo hígado ha sido tan "milagrosa"
desde el primer momento que, relata, pasadas seis horas de la operación
"ya estaba sentado. Al día siguiente -bromea- ya me dieron de comer
judías con chorizo".
El trasplante y los meses anteriores de sufrimiento -"cuatro que vosotros
sepáis, pero ha durado mucho más"- han puesto punto final a una enfermedad,
la hepatitis b, con la que ha convivido desde que era joven, desde que
tenía 20 años. "Tanto trabajo, pasa factura", recalcó.
Pero sobre todo, Raphael quiso expresar su profundo agradecimiento a
los médicos que han hecho posible el trasplante -el doctor Vicente Estrada,
su médico personal durante 35 años, y el doctor Enrique Moreno, que
estuvo al frente del equipo que realizó la operación en el Hospital
12 de Octubre de Madrid-, a la familia del donante y a las 48 personas,
amigos unos, desconocidos otros, que se prestaron a diferentes pruebas
para ver si era posible el trasplante. "No he pensado en dejar mi carrera"
Lo vivido le ha hecho "cambiar todo", replantearse su vida y su manera
de pensar. "Todo es distinto. Ahora sólo doy importancia a lo que realmente
la tiene: la familia, los amigos, el público,...". También le han hecho
ser más solidario con los que sufren. Por ello, en colaboración con
la Asociación Nacional de Trasplantes, quiere hacer cosas que fomenten
la donación de órganos. "Tenemos que prolongar nuestra vida en la vida
de los demás", afirma tajante.
Durante este tiempo en ningún momento -"no, no y rotundamente no", contesta-
se ha planteado la posibilidad de dejarlo todo, su carrera, que dura
ya cuarenta años, para dedicarse en exclusiva a los suyos. Y especialmente
a la nieta -la primera- que está de camino, ya que su hija va a hacerle
abuelo. Una nieta que, por "derecho y deber", quiere mal educar. Su
vuelta a los escenarios será "antes de lo que yo pensaba y mucho antes
de lo que vosotros creéis", agregó.
"Tengo ganas de vivir, de que mi carrera continúe, de disfrutar de los
que me quieren y me rodean,...", continúa. Y habla de proyectos -"estoy
montando cinco cosas", asegura-, aunque de momento la recuperación es
lo primero. "Ensayo todas las mañanas en casa, aunque sentado", añade,
y asegura que la operación le ha cambiado la voz. "Ha crecido, ahora
es más limpia, como cuando tenía dieciocho años". Antes de la despedida,
un ruego a los periodistas: "respetad mi casa ya, no nos persigáis".
Y un anuncio: en los próximos días viajará con su esposa a un lugar
que no quiso desvelar, para descansar, intentar olvidar lo vivido y
"ver teatro, mi pasión".
Raphael: «Dios me ha dado una prórroga»
SILVIA CASTILLO (ABC)
MADRID. Ha estado más cerca del otro lado de lo que muchos se piensan.
Han sido meses de angustia y desesperación. Por eso, ayer, en su primera
aparición en público tras el trasplante de hígado al que fue sometido
el pasado 1 de abril, Raphael confesó que más que miedo, «he tenido
pánico a la muerte, y lo sigo teniendo». Aunque, «hasta ahora, el nuevo
miembro de la familia se está portando muy bien conmigo», dijo entre
risas en alusión al órgano que ha recibido. «Dios me ha dado una prórroga
y pienso meter muchos goles», anunció feliz.
Visiblemente recuperado, el artista de Linares llegó sonriente, envuelto
en uno de los ponchos que utiliza en sus actuaciones y con una palabra
constante y precisa en los labios, «gracias»: «A mi enfermera jefe,
que es mi mujer (Natalia Figueroa); a mis hijos, a mi yerno, a mi nuera,
a ustedes (los medios de comunicación), a mi médico personal durante
35 años, Vicente Estrada, que fue quien me puso en contacto con el doctor
Enrique Moreno y su equipo del Doce de Octubre, que son maravillosos...
a los donantes y, en particular, a los cuarenta y ocho que sé que se
han hecho las pruebas, amigos algunos, desconocidos otros...».
Trabajador infatigable, junto a la perspectiva de volver a los escenarios
(que anunció que será pronto, antes incluso de lo que él mismo pensaba),
Raphael tiene ahora una nueva misión: «Voy a dedicar parte de mi vida
profesional a que haya más donantes de órganos. Tenemos que prolongar
nuestra vida en la vida de los demás», aseguró.
Locuaz y jocoso en ocasiones, Raphael también se emocionó cuando narró
los momentos previos a la intervención. No todo el mundo tiene la oportunidad
de conocer en primera persona los pensamientos de alguien que va a someterse
a una operación de tal envergadura y el cantante, como personaje público,
se convirtió ayer en la voz de todos aquellos que pasan por una experiencia
así: «Llegó un momento en que era insoportable, sobre todo por los picores.
Sin darte cuenta, empiezas tú mismo a tirar la toalla, a querer que
todo acabe ya, a querer morirte. Pero, el día en que Natalia me dijo
«ya», yo sólo quería retrasarlo. Se pasa muy mal porque uno no sabe
si va a volver». Después de la operación, cuando abrió los ojos y vio
los de su mujer «sólo con su mirada, supe que todo había ido de maravilla».
Sus ganas de vivir y de disfrutar de los suyos, «de eso que viene tan
chiquitito y que tengo el derecho y el deber de malcriar» -en referencia
a la nieta que espera de su hija Alejandra-, y su amor por el trabajo
-«mi familia sabe que esa es una enfermedad que tengo, por eso no ha
pasado por mi cabeza querer abandonarlo todo»-, han sido las claves
de su rápida recuperación. Tanto que hasta al propio Raphael le parece
milagrosa: «Toco madera -expresó llevándose la mano a la cabeza-. A
las seis horas de la operación ya estaba sentado en un sofá y al día
siguiente me dieron de comer judías con chorizo», señaló.
Haciendo gala de su sentido del humor -«el día que lo pierda, estoy
perdido yo»- y con su característica presunción, Raphael declaró que
se encuentra muy bien, «igual que luzco», y que el próximo lunes, fecha
de su 60 aniversario, «cumplo un mes de vida. Tengo una segunda oportunidad,
como «El Platanito», y lo celebraré en casa con mi familia y algunos
amigos». Nada especial, comentó, ya que el artista piensa abrir el jardín
de su casa, a finales de mayo, para festejar su vuelta a la vida con
una gran cena.
Incombustible, Raphael también dio muestras ayer de su enorme vitalidad,
ya que, aseguró, está trabajando en cinco proyectos artísticos: «Lo
primero que hago cada mañana es ensayar, sólo que ahora lo hago sentado
y, en vez de cantar con el diafragma, canto con mi voz normal, y noto
que ha crecido, tengo una voz muy limpia como de un chaval de dieciocho
años». Entre sus empresas inmediatas, se encuentra un nuevo disco que
probablemente verá la luz a finales de año, para el que «mis amigos
me han hecho unas canciones maravillosas». Uno de esos amigos es Alberto
Cortez, que a petición del propio Raphael (le encargó un tema del estilo
«My way»), le ha escrito un tema titulado «Presumo», cuya letra refleja
a la perfección al cantante jiennense: «Presumo de ser hombre de una
sola palabra/ soy hijo del esfuerzo y de la honestidad/ que no hay puerta
cerrada que mi empeño no abra/ ni abiertas que no pueda cerrar a la
maldad».
Este es sólo un anticipo de ese trabajo que ha devuelto la ilusión al
artista, al igual que la gira que tiene pendiente por todo América y
Rusia, y que, anunció, tiene intención de emprender en octubre.
Aunque tiene que someterse a revisiones periódicas, ahora, el cantante
piensa marcharse unos días con su mujer, a un destino que no desveló,
«a ver teatro, que es mi pasión».
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